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EL amor es un encuentro...

 

EL amor es un encuentro...




EL amor es un encuentro...




EL amor es un encuentro...






EL amor es un encuentro...



EL amor es un encuentro...





EL amor es un encuentro...



EL amor es un encuentro...




Que te rompan el corazón está bien...




Paz




Vamos hacia los árboles... el sueño
Se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche
Nos será blanda, la tristeza leve.


Vamos hacia los árboles, el alma
Adormecida de perfume agreste.
Pero calla, no hables, sé piadoso;
o despiertes los pájaros que duermen.

A unos ojos

 





A unos ojos

-Ramón de Campoamor-




Más dulces habéis de ser,
si me volvéis a mirar,
porque es malicia, a mi ver,
siendo fuente de placer,
causarme tanto pesar.


De seso me tiene ajeno
el que en suerte tan crüel
sea ese mirar sereno
sólo para mí veneno,
siendo para otros miel.


Si crüeles os mostráis,
porque no queréis que os quiera,
fieros por demás estáis,
pues si amándoos, me matáis,
si no os amara, muriera.


Si amando os puedo ofender,
venganza podéis tomar,
porque es fuerza os haga ver
que o no os dejo de querer,
o me acabáis de matar.


Si es la venganza medida
por mi amor, a tal rigor
el alma siento rendida,
porque es muy poco una vida
para vengar tanto amor.


Porque con él igualdad
guardar ningún otro puede;
es tanta su intensidad,
que pienso ¡ay de mí! que excede
vuestra misma crüeldad.


¡Son, por Dios, crudos azares
que me dén vuestros desdenes
ciento a ciento los pesares,
pudiendo darme a millares,
sin los pesares, los bienes!


Y me es doblado tormento
y el dolor más importuno,
el ver que mostráis contento
en ser crudos para uno,
siendo blandos para ciento.


Y es injusto por demás
que tengáis, ojos serenos,
a los que, de amor ajenos,
os aman menos, en mas,
y a mí que amo más, en menos.


Y es, a la par que mortal,
vuestro lánguido desdén
¡tan dulce... tan celestial!...
que siempre reviste el mal
con las lisonjas del bien.

¡Oh, si vuestra luz querida
para alivio de mi suerte
fuese mi bella homicida!
¡Quién no cambiara su vida
por tan dulcísima muerte!


Y sólo de angustias lleno,
me es más que todo crüel,
el que ese mirar sereno,
sea para mí veneno,
siendo para todos miel.

Se desborda el alma


Se desborda el alma

en la paciencia y las pasiones,
son virtudes del paisaje amplio de cielos,
y otros espacios,
y otros vacíos que esperan a los lejos.
Tantas cosas hermosas que se las lleva el viento,
y nadie sabe dónde,
Y aunque tu cuerpo habite
en el insatisfecho placer,
de seguir y seguir…
en el intento por saber y hacer,
no es de cualquiera.
Tus ojos mojan toda la elegancia,
Tus ojos son mis pensamientos,
Tus ojos mi vivir con tu hermosura
de ser tan desprendida,
encanto tan sencilla, apetecible…
desnuda te muestras a la vida,
tus virtudes incitan los suspiros
esa manera de ser tocante 
que calcina la pasiones,
y se desborda inmensa el alma.


©José Ángel Pineda ©Creatividadpoética

Rimas I Poemas I Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), poeta sevillano, 
fue uno de los máximos representantes
del posromanticismo en España.


En su creación poética destacan temas como la poesía, el amor, 
el desengaño, la soledad y la muerte.



Henri Adrien Tanoux (1865 1923)
"El arpa"
Óleo sobre lienzo


Rima IV


¡Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa!

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en la rama,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!

¡Ay! -pensé- ¡Cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: "Levántate y anda".


Este poema es uno de los más reconocidos de Bécquer, donde el poeta reflexiona sobre el arte y el talento, comparando el potencial creativo con un arpa olvidada que espera ser tocada por alguien capaz de despertar sus melodías.




Rima II 

- Bécquer

Yo me he asomado a las profundas simas
de la tierra y del cielo,
y les he visto el fin o con los ojos
o con el pensamiento.
Mas ¡ay! de un corazón llegué al abismo
y me incliné un momento,
y mi alma y mis ojos se turbaron:
¡Tan hondo era y tan negro!






Rima VII
- Bécquer 

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay!, pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz como Lázaro espera
que le diga «Levántate y anda»!






Rima I 

Yo sé de un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
carencias que el aire dilata en las sombras.
Yo quisiera escribirlo, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.
Pero en vano es escuchar; que no hay cifra
capaz de encerrarlo, y apenas ¡oh, hermosa!
Si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, contártelo a solas. 

Gustavo A Bécquer




Rima IX
- Bécquer

Besa el aura que gime blandamente
las leves ondas que jugando riza;
el sol besa a la nube en occidente
y de púrpura y oro la matiza;
la llama en derredor del tronco ardiente
por besar a otra llama se desliza;
y hasta el sauce, inclinándose a su peso,
al río que le besa, vuelve un beso.





Poema: RIMA XXXVIII.
Autor: Gustavo Adolfo Bécquer.





Rima XXIV 

Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan y al besarse
forman una sola llama;
dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;
dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata;
dos jirones de vapor
que del lago se levantan
y al juntarse allí en el cielo
forman una nube blanca:
dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden…:
eso son nuestras dos almas. 

Gustavo A Bécquer







Poema: RIMA XXIII
Gustavo Adolfo Bécquer
.







Poema: RIMA XX
Gustavo Adolfo Bécquer.




Rima IV 

No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas;
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras en la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;
mientras la humanidad, siempre avanzando
no sepa a do camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras sintamos que se alegra el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanza y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa
¡habrá poesía! 
 Gustavo A Bécquer.




Poema: RIMA LX.
Autor: Gustavo Adolfo Bécquer.




Poema: RIMA XVII.
Gustavo Adolfo Bécquer.






Poema: RIMA X.
Gustavo Adolfo Bécquer.






LA IMPORTANCIA DE PEDIR PERDÓN 


GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón.
Habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: ¿por que callé aquél día?
y ella dirá. ¿Por qué no lloré yo?
Es cuestión de palabras,
y, no obstante,
ni tu ni yo jamás,
después de lo pasado convendremos
en quién la culpa está
¡Lástima que el amor un diccionario
no tenga donde hallar
cuando el orgullo es simplemente orgullo
y cuando es dignidad!

Ritmos y danzas




Ritmos y danzas

Ritmos punzantes,
pechos danzantes
y sonoros, y separan los tiempos
de lo tiempos...
todo alrededor aturdido, 
confuso.
El susurro ansioso, 
el deseo demoledor, 
que enciende lo apagado,
que sube, lo bajado,
que tienta, lo tentado
impaciente…
con calma caprichosa,
detiene,  y sigue
en tremendo giro, desborda
latidos presurosos,
en espacios ardientes
se detienen los eternos instantes,
y en medio, un beso fundido
quema,  que se diluye en calma, 
se transforma en tormenta
viscosa, resplandecientes luces.

©José Ángel Pineda ©Creatividad poética

Lírica bella





Cualidad de un concierto
que se toca,
en un verbo pretérito
de un futuro clásico,
de un hoy, al instante en escalas
de voces de pájaros, de olores de pieles,
y soplos en flauta dulce,
sabor especial de las delicias en pies y manos, 
que tiemblan en los silenciosos remolinos 
que se tragan las canciones selectas
de una pasión aleatoria,
y las letras que cantan, la memoria
por siglos , que armonizan en la lírica bella.

©José Ángel Pineda ©Creatividad poética

Remolinos del alma




Remolinos danzando
al son de una guitarra,
el tiempo no se descuida
en las aguas que se agitan,
en giros del vasto espacio
que tiembla, y estremece
la ternura luminosa, que abriga
las mentes en calma.
Las aguas…
en sus ciclos perdurables,
los ríos, las crecientes,
el mar se eleva y desciende
por el cauce de sonidos,
de gozo espontáneo, y un soplo
derrama los plácidos céfiros,
y enjuagan las rocas de mi alma.


©José Ángel Pineda ©Creatividad poética

Contigo






Contigo


Sólo contigo amor, solo contigo,
yo siento que me veo en tus sonidos
que acercan la distancia y los olvidos,
lejos de ser palabra, estás conmigo.


Sólo contigo amor, sólo contigo
las mañanas con sol, todos los días,
y las noches con lunas tuyas, mías,
todo lo que yo quiero, lo consigo.


Y con toda la voluntad se abriera
la puerta que el amor nos ha brindado,
y que con amor, con amor se diera


Me da ganas de todo, ser amado,
y por ti solamente amar quisiera,
y con felicidad, siempre a tu lado.



©José Ángel Pineda ©Creatividad poética




El secreto





El secreto


Puede ser que el secreto del amor
está en cerrar los ojos,
para que nuestras miradas se encuentren.
Puede ser que nuestras miradas caminen
en manantiales de luz
hasta que la vida nos sorprenda
en un mundo feliz.
Puede ser el que el motivo del amor
sea vivirlo con pasión,
y quizás solo sea sentirlo hasta que aparezcan
las estrellas.
Puede ser que el camino hacia el amor
es el verdadero sentido de vivir,
y así recorrer los espacios del mundo.
Puede ser que el mundo, en todo caso,
serían tus abrazos, serías ese mundo giratorio,
serían las caricias de ese mundo.
Puede ser ese mundo donde las caricias sean eternas,
y tal vez la felicidad está en soñar lo imposible
y lo fantástico de un mundo raro y complicado,
que nos lleve a la gloria.
 




El mundo en todo caso serían tus abrazos,
serías ese mundo de sonrisas,
abiertas al espacio que nos da una esperanza
plena de sentimientos y delirios,
con instantes eternos,
con eternas sonrisas, sí cerramos los ojos,
las miradas se juntan, las miradas se besan,
las miradas se abrazan, las miradas se atraen,
y sería posible que se muestre el secreto.

©José Ángel Pineda    ©Creatividad poética

Lo que hemos sido, se ha ido

 




Lo que hemos sido, se ha ido

sabiendo que no sabemos, y hacemos,
en el camino encontramos, y amamos
lo que no encontraremos, prendemos,
y
entonces, por lo tanto, por cuanto
va quedando en olvido, muy herido
en esos ojos de verde paladar, y dar
esos ojos de prisa ardientes, las mentes
como los cielos de mar, al cantar
esa sonrisa leve, leva, subleva
como la brisa a prisa, las corrientes,
y lo más asombroso, no es lo que estás pensando,
en esas cosas necias del centro, acariciando
de lo adentro en tus adentros, portentos
del humano geocentrismo del abismo
sin saber o quizá sí, no es lo mismo;
de la furia a la calma hay un estrecho
q
ue lo puede surcar, sólo un barco desecho
en mi melancolía, y no lograr entrar
en tu encanto satisfecho,
que a veces es la risa y a veces es el llanto,
los gritos, las razones, los llantos, las pasiones,
que a veces; en la mía vida se incendia la luz, el sirio
que a veces es lo tuyo, y anda suelto conmigo,
intuyo que otras veces es de nadie y de todos
la rosa que se estrecha y se aleja, y deja
sin saber cuando y como , siempre es donde,
lo que me duele tanto, en nuestro encuentro
pisamos todas las flechas, las rosas y claveles,
la agonía sinfónica, el crepúsculo llanto,
el amanecer oscuro, las sombras de la luna
que se desviste tanto, ante todas las diosas
las que danzan, las que pintan, las que cogen
la noches con los pies, para gozar el mambo.

©José Angel Pineda ©Creatividad poética


Acariciar







Acariciar


Acariciar, el verbo más sensible,

el adagio de Eros, de la ternura

del deseo, la entrega, lo agradable.


Avivar el adjetivo que oculta,

entre la mente, el fuego, la dulzura,

lo atrayente, como pasión que indulta.


nuestra naturaleza, tan sencilla

como el amar, que habita en los obscuros

tientos, de los placeres de la arcilla,


tan azul y tan verde, tan rotundo

el amor, en lo más claro, y silvestre,

en el café, en el mar, en lo profundo.

©José Ángel Pineda ©creatividadpoética








Es mi amiga la suerte, me enloquece

la furia, que alimenta los incendios,

cada vez que sopla el aire, y se crece,


el viento. la ira fecunda el castigo;

A Psique no le asusten los estruendos,

esos gritos del alma, es un contigo,


y esas llamas que Cipria, las querencias

la depravada vida, dulce infierno,

seduce, interactivas apetencias,


Las sensaciones siempre está dispuestas,

a lo que provee el sacrificio

y la delicia, la tortura en cresta.


Y dejarse llevar por las caricias,

y que son lo glorioso del espanto,

y en las diosas, atrevidas sonrisas.



©José Ángel Pineda ©creatividadpoética



Soneto abierto








Las esencias, los sentires selectos

en un monte soberbio, las quimeras,

luces, privilegios en mieles, fieras

seducciones y encantados dialectos




exóticos, místicos, toscos, dulces

penetran rayos, garganta atrapada.

primera mirada, suave tocada

de la pieza musical, aguadulces




entradas y salidas, en gemidos

y en cantos, ellas se saben, jadean

en deleitosos ritmos de los idos




que riegan los ojos claros, y encienden

lágrimas entre fuegos, se ven hitos

en hitos y fantasías que se hienden.




Y después que se prenden

no hubo nada de cierto en las visiones.

Son una farsa, mis evocaciones.




©José Angel Pineda