Decreto

I Decreto que la poesía es la mujer que ama la luna, y que ella sube con derecho. Es la mujer la vida en el mar del naufragio divino con ventanas abiertas, los vientos, y las puertas, con preludios sinfónicos y finales titánicos. La mujer es un soneto libre en La menor, el ritmo que salpica al trovador, mi íntima guitarra. que rompe el aire y todo. la poesía, es la mujer multidimensional, de ojos que ven lo insondable, el vicio afable y placentero, lo palpable. la severidad intensa, la crecida con suavidad perfecta, cariñosa de pecho abierto a todos los conciertos prodigiosos. Esa tremenda voz, y esos consejos a tiempo de palabras desnudas, son el lugar exacto, el momento preciso, donde mi ser, mi mente se agigantan. II La mujer y su encanto, es el oficio de reparar mis piezas rotas, es la que está conmigo, en mis derrotas, es la que sueña cosas complicadas, la espiga, la aguja, y la clavija, y el crecer, y el sentir, y el seguir de los ríos, vocali