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EL amor es un encuentro...

 

EL amor es un encuentro...




EL amor es un encuentro...




EL amor es un encuentro...






EL amor es un encuentro...



EL amor es un encuentro...





EL amor es un encuentro...



EL amor es un encuentro...




Ritmos y danzas




Ritmos y danzas

Ritmos punzantes,
pechos danzantes
y sonoros, y separan los tiempos
de lo tiempos...
todo alrededor aturdido, 
confuso.
El susurro ansioso, 
el deseo demoledor, 
que enciende lo apagado,
que sube, lo bajado,
que tienta, lo tentado
impaciente…
con calma caprichosa,
detiene,  y sigue
en tremendo giro, desborda
latidos presurosos,
en espacios ardientes
se detienen los eternos instantes,
y en medio, un beso fundido
quema,  que se diluye en calma, 
se transforma en tormenta
viscosa, resplandecientes luces.

©José Ángel Pineda ©Creatividad poética

El secreto





El secreto


Puede ser que el secreto del amor
está en cerrar los ojos,
para que nuestras miradas se encuentren.
Puede ser que nuestras miradas caminen
en manantiales de luz
hasta que la vida nos sorprenda
en un mundo feliz.
Puede ser el que el motivo del amor
sea vivirlo con pasión,
y quizás solo sea sentirlo hasta que aparezcan
las estrellas.
Puede ser que el camino hacia el amor
es el verdadero sentido de vivir,
y así recorrer los espacios del mundo.
Puede ser que el mundo, en todo caso,
serían tus abrazos, serías ese mundo giratorio,
serían las caricias de ese mundo.
Puede ser ese mundo donde las caricias sean eternas,
y tal vez la felicidad está en soñar lo imposible
y lo fantástico de un mundo raro y complicado,
que nos lleve a la gloria.
 




El mundo en todo caso serían tus abrazos,
serías ese mundo de sonrisas,
abiertas al espacio que nos da una esperanza
plena de sentimientos y delirios,
con instantes eternos,
con eternas sonrisas, sí cerramos los ojos,
las miradas se juntan, las miradas se besan,
las miradas se abrazan, las miradas se atraen,
y sería posible que se muestre el secreto.

©José Ángel Pineda    ©Creatividad poética

Decreto





I

Decreto que la poesía es la mujer
que ama la luna,
y que ella sube con derecho.
Es la mujer la vida en el mar
del naufragio divino
con ventanas abiertas, los vientos,
y las puertas,
con preludios sinfónicos
y finales titánicos.
La mujer es un soneto libre
en La menor,
el ritmo que salpica al trovador,
mi íntima guitarra.
que rompe el aire y todo.
la poesía, es la mujer multidimensional,
de ojos que ven lo insondable,
el vicio afable y placentero,
lo palpable.
la severidad intensa, la crecida
con suavidad perfecta,
cariñosa de pecho abierto a todos
los conciertos prodigiosos.
Esa tremenda voz, y esos consejos
a tiempo de palabras desnudas,
son el lugar exacto, el momento preciso,
donde mi ser, mi mente se agigantan.






II


La mujer y su encanto, es el oficio
de reparar mis piezas rotas,
es la que está conmigo, en mis derrotas,
es la que sueña cosas complicadas,
la espiga, la aguja, y la clavija,
y el crecer, y el sentir,
y el seguir de los ríos, vocalizar un sendero,
y encender las llamas, y el aliento,
y el olor, y el sabor,
el valor que estimula el sentimiento.
La mujer es La poesía en verbo,
es la expresión de los espacios
los paradigmas comunes, diferentes,
distintos, y entregados,
entrañables ideas de los cambios,
atrevidos intentos.
De las íntimas miradas compartidas.

III

La mujer es la poesía discreta
es la mujer, la mujer perfecta
que me abraza en la desgracia,
en la pena, en el desconsuelo.
En La penuria, el abismo, de uno mismo,
de ella, con ella, y con todos.
La poesía deseada, la inquieta,
la que sufre, que llora la sinrazón,
la que penetra el corazón con las uñas,
se lastima, se sufre, se ríe y se ama.
y que deja una huella profunda
en la garganta.
La poesía es una mujer con todos,
Un canto y un encanto
Un llanto y un espanto
Un dilema que comienza en dilema
Y termina en lo mismo,
consagrada poesía, lectura incomprendida,
son ellas.
que definen, deciden, hacen,
orientan, ellas, son la estructura
de mi edificio, desvelo artesanal,
mi brújula, los lentes de contacto,
que caminan, vuelan, aman, resuelven,
se entregan, y se cansan de amar se entregan
Y te sueltan...
te miman, te corren y te dejan
preso en un misterio.


©José Ángel Pineda ©Creatividad poética

El poeta

 


El poeta

es un ser rarísimo,
es un animal bailando
en una fauna de luces,
en una estrella de índices,
y a veces es fuego del ártico,
y se va nadando en el celeste cielo
celestial, cuasi anormal sujeto, se diluye
en cordura tupida con semáforos endiablados.
No deja pasar un letra que no ausculte en la selva
del ombligo de algún tragedia cándida de un polvo
de la vía láctea, de los caminos que no van a ningún lado,
pero inventa cosas tan inverosímiles y camina en el cielo,
bebe agua por los ojos, tiene tacto y toca el alma con toda locura.
habla con el viento, es médico de algunos, medicina educacional,
a veces perversa, a veces dolida, a veces amada, a veces jodida.
pero no se salva nunca de su esquema mental, cambia constantemente,
pero no de camisa y de colores y de olores.
es una hormiga, que no sigue la ruta propuesta,
es una avispa que pica las pieles más tersas
se vuelve cantante a veces con todas las mujeres,
no discrimina, no puede, está atado a sus sombras,
le canta a los hombres, a cualquiera que odie o ame.
y a lo que se mueve y no se mueve.
le canta a los dioses y lo escuchan con sus manos
hacedoras de todo y de nada, a las diosas bellas, a todas
las complace furiosamente tierno.

La ciencia y la vesania, son sus ciudades, sus pueblos, sus virtudes,
es el alquimista de la verdad que se imagina, la sabia mentira
que transubstancia en verdad verdadera, imaginaria cierta.
es un sabio inútil, pero sirve para alguna cosa sagrada,
del cuerpo del alma, el alma de otros cuerpos persuade,
al menos para no suicidarse en la angustia de la pobreza espiritual,
que huele por los poros en la mundana y placentera apariencia de los gestos.
el poeta se salva cuando vive, es delicado, tosco, sincero, brutal.
Santo depravado, ebrio de todo y harto de todos.
Y cuando muere vive y muere
el poeta sabe y no sabe nada
pero algo sabe, para salvarse el mismo
de él.

José Ángel Pineda                                   Creatividad poética


Tomar el fresco

 


Tomar el fresco
de las cosas posibles
y los sueños visibles
se delatan.

Tomar el fresco
y en silencio cantaba
con luz, la alborada
lo decía.


Tomar el fresco
los bellos, la belleza
denotaba la profunda tristeza
la sonrisa.


Tomar el fresco
y aunque todos sentían
que la magia en el viento
se esparcía.



©Joan Pined ©Creatividad poética

La toco

 


La toco

Por eso canto yo, dejad que cante,
porque es la voz que siente
esa cuerda, metal que se revienta,
cada vez que la toco, y que se anima,
y que sabe mentir en el instante,
ese mismo, que la presencia incendia.



©Joan Pined ©Creatividad poética.

Las palabras



Las palabras


Se estancan en pantanos
de una inercia increíble,
nos hemos quedado es un escándalo
sordo, escribo para mí y solamente
para desahogarme de las tantas
mentiras…
la gente se ha quedado pensativa
y solo se distrae viendo los traseros
bellos, naturalmente
pero una mujer
no es solo su trasero
ni su cara bonita, ni su cuerpo esbelto,
la mujer es la caricia inteligente
que fascina, las palomas
ya desertaron de volar,
y unos que otros leen todavía
y aprenden, porque es posible
aprender todavía
y escribir todavía…
el sistema nos ha robotizado
y la farsa continúa, las mujeres
se volvieron objetos, no sujetos
y los hombres igual,
en las conciencias
de las personas todas
esclavizadas poco a poco
en las antisociales redes del mundo
de ficción…
por supuesto, la mujer es tan bella
fantasía, en unos casos
y tan bella pesadilla en otros,
pero naturalmente adorables.

©Joan Pined ©Creatividad poética

Aroma



-Aroma


Aroma de una gran lluvia
que se asienta
a suavizar el polvo,
a veces se levanta,
a veces se derriba.


Aroma tormentosa,
que se asienta
en la gramática acentuada
del verbo,
con el verbo de un polvo
conjugado, en los tiempos
del polvo de caminos
de siempre…


A veces por placer, a coger
el calor en cualquier parte,
y no encuentro,
aunque tengo la piel
de tu sonrisa
que abraza humeante,
y el cañón ruge, delirante,
al sentir el olor del agua
de lluvia penetrante
en la selva, que se lleva
un susurro en el alma de un río,
hacia el verde mar de las estrellas.


©Joan Pined ©creatividad poética



 






Soy como un suave viento imperceptible,
que llega sin llegar a la dulzura
que tienta de esas aguas, ese inmenso manantial



en donde no hay silencios, ni murmullos…
solo vibrantes huellas, que, al dejarlas,
nos dejan más perdidos que encontrados.



Al menos una metáfora quisiera dedicar,
una imagen sonora con señales de humo,
sin voces, con ruidos de muy baja frecuencia,
un escrito cursi como el amor,
dijo el poeta…





Algo escrito en parábolas, como rayos de luz
que absorben las hendijas y grietas, y los libros.
un escrito hiperbólico asimétrico,
un escrito cualquiera…




Chance de entrar en un cuerpo
con un alma penetrada de ternura,
con unos versos blancos que conspiren
con un poema libre, y que se extiende…





Los tiempos que van dejando los paisajes,
y nuestras vidas no encuentran el sosiego,
solo esperan una alternativa, causalidad,
la suerte de un efecto persuasivo…




una casualidad, un prodigioso manifiesto,
y una algo potente que parta las bisagras,
que quiebre las ventanas del abismo…





Y soñar con las verdes esperanzas,
sabiendo que el movimiento final
llega a su fin.



¿Alguna suerte, alguna libertad,
algo que sea limpio?
- ¿Para qué?



Que un cerebro cambie la maleza
que nuestro amor amar, amor
piense, piense, y piense?
- ¿Para qué?


©Joan Pined                       ©creatividad poética