Lírica bella





Cualidad de un concierto
que se toca,
en un verbo pretérito
de un futuro clásico,
de un hoy, al instante en escalas
de voces de pájaros, de olores de pieles,
y soplos en flauta dulce,
sabor especial de las delicias en pies y manos, 
que tiemblan en los silenciosos remolinos 
que se tragan las canciones selectas
de una pasión aleatoria,
y las letras que cantan, la memoria
por siglos , que armonizan en la lírica bella.

©José Ángel Pineda ©Creatividad poética

Remolinos del alma




Remolinos danzando
al son de una guitarra,
el tiempo no se descuida
en las aguas que se agitan,
en giros del vasto espacio
que tiembla, y estremece
la ternura luminosa, que abriga
las mentes en calma.
Las aguas…
en sus ciclos perdurables,
los ríos, las crecientes,
el mar se eleva y desciende
por el cauce de sonidos,
de gozo espontáneo, y un soplo
derrama los plácidos céfiros,
y enjuagan las rocas de mi alma.


©José Ángel Pineda ©Creatividad poética

Voces de los versos

 

 


Leer las voces en los versos
en románticas canciones,
en los pechos, emociones
llenan eternos, los besos


como mieles del mar, deseos
y versos se abren, se sacuden,
se estremecen, y se funden
en la fragua ardiente, sobeos


de palabras que alientan
el lirismo…
las palabras que tientan

un poema, en sí mismo,
luces que sientan
las flores de un abismo.

©José Ángel Pineda ©Creatividad poética

Contigo






Contigo


Sólo contigo amor, solo contigo,
yo siento que me veo en tus sonidos
que acercan la distancia y los olvidos,
lejos de ser palabra, estás conmigo.


Sólo contigo amor, sólo contigo
las mañanas con sol, todos los días,
y las noches con lunas tuyas, mías,
todo lo que yo quiero, lo consigo.


Y con toda la voluntad se abriera
la puerta que el amor nos ha brindado,
y que con amor, con amor se diera


Me da ganas de todo, ser amado,
y por ti solamente amar quisiera,
y con felicidad, siempre a tu lado.



©José Ángel Pineda ©Creatividad poética




Poemas de Pablo Neruda




ESCLAVA mía, témeme. Ámame. Esclava mía!
Soy contigo el ocaso más vasto de mi cielo,
y en él despunta mi alma como una estrella fría.
Cuando de ti se alejan vuelven a mí mis pasos.
Mi propio latigazo cae sobre mi vida.
Eres lo que está dentro de mí y está lejano.
Huyendo como un coro de nieblas perseguidas.
Junto a mí, pero dónde? Lejos, lo que está lejos.
Y lo que estando lejos bajo mis pies camina.
El eco de la voz más allá del silencio.
Y lo que en mi alma crece como el musgo en las ruinas.








AMOR.

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más.






SONETO III

Áspero amor, violeta coronada de espinas,
matorral entre tantas pasiones erizado,
lanza de los dolores, corola de la cólera,
por qué caminos y cómo te dirigiste a mi alma?

Por qué precipitaste tu fuego doloroso,
de pronto, entre las hojas frías de mi camino?
Quién te enseñó los pasos que hasta mí te llevaron?
Qué flor, qué piedra, qué humo mostraron mi morada?

Lo cierto es que tembló la noche pavorosa,
el alba llenó todas las copas con su vino
y el sol estableció su presencia celeste,

mientras que el cruel amor me cercaba sin tregua
hasta que lacerándome con espadas y espinas
abrió en mi corazón un camino quemante.






SONETO V.

No te toque la noche ni el aire ni la aurora, 
sólo la tierra, la virtud de los racimos,
las manzanas que crecen oyendo el agua pura, 
el barro y las resinas de tu país fragante. 

Desde Quinchamalí donde hicieron tus ojos 
hasta tus pies creados para mí en la Frontera 
eres la greda oscura que conozco: 
en tus caderas toco de nuevo todo el trigo. 

Tal vez tú no sabías, araucana, 
que cuando antes de amarte me olvidé de tus besos 
mi corazón quedó recordando tu boca, 

y fui como un herido por las calles 
hasta que comprendí que había encontrado, 
amor, mi territorio de besos y volcanes.



SONETO IV.

Recordarás aquella quebrada caprichosa 
a donde los aromas palpitantes treparon, 
de cuando en cuando un pájaro vestido
con agua y lentitud: traje de invierno. 

Recordarás los dones de la tierra: 
irascible fragancia, barro de oro, 
hierbas del matorral, locas raíces, 
sortílegas espinas como espadas. 

Recordarás el ramo que trajiste, 
ramo de sombra y agua con silencio, 
ramo como una piedra con espuma. 

Y aquella vez fue como nunca y siempre: 
vamos allí donde no espera nada 
y hallamos todo lo que está esperando.




POEMA l

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, 
te pareces al mundo en tu actitud de entrega. 
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra. 

Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros 
y en mí la noche entraba su invasión poderosa. 
Para sobrevivirme te forjé como un arma, 
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda. 

Pero cae la hora de la venganza, y te amo. 
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme. 
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia! 

Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste! 
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia. 
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso! 
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, 
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.




SONETO XI


Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu pelo
y por las calles voy sin nutrirme, callado,
no me sostiene el pan, el alba me desquicia,
busco el sonido líquido de tus pies en el día.


Estoy hambriento de tu risa resbalada,
de tus manos color de furioso granero,
tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,
quiero comer tu piel como una intacta almendra.


Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,
la nariz soberana del arrogante rostro,
quiero comer la sombra fugaz de tus pestañas


y hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculo
buscándote, buscando tu corazón caliente
como un puma en la soledad de Quitratúe.







EN TI LA TIERRA.


PEQUEÑA
rosa,
rosa pequeña,
a veces,
diminuta y desnuda,
parece
que en una mano mía
cabes,
que así voy a cerrarte
y a llevarte a mi boca,
pero
de pronto
mis pies tocan tus pies y mi boca tus labios,
has crecido,
suben tus hombros como dos colinas,
tus pechos se pasean por mi pecho,
mi brazo alcanza apenas a rodear la delgada
línea de luna nueva que tiene tu cintura:
en el amor como agua de mar te has desatado:
mido apenas los ojos más extensos del cielo
y me inclino a tu boca para besar la tierra.




DEJAME SUELTAS LAS MANOS.


DÉJAME sueltas las manos
y el corazón, déjame libre!
Deja que mis dedos corran
por los caminos de tu cuerpo.
La pasión -sangre, fuego, besos-
me incendia a llamaradas trémulas.
Ay, tú no sabes lo que es esto!
Es la tempestad de mis sentidos
doblegando la selva sensible de mis nervios.
Es la carne que grita con sus ardientes lenguas!
Es el incendio!
Y estás aquí, mujer, como un madero intacto
ahora que vuela toda mi vida hecha cenizas
hacia tu cuerpo lleno, como la noche, de astros!
Déjame libre las manos
y el corazón, déjame libre!
Yo sólo te deseo, yo sólo te deseo!
No es amor, es deseo que se agosta y se extingue,
es precipitación de furias,
acercamiento de lo imposible,
pero estás tú,
estás para dármelo todo,
y a darme lo que tienes a la tierra viniste-
como yo para contenerte,
y desearte,
y recibirte!

El secreto





El secreto


Puede ser que el secreto del amor
está en cerrar los ojos,
para que nuestras miradas se encuentren.
Puede ser que nuestras miradas caminen
en manantiales de luz
hasta que la vida nos sorprenda
en un mundo feliz.
Puede ser el que el motivo del amor
sea vivirlo con pasión,
y quizás solo sea sentirlo hasta que aparezcan
las estrellas.
Puede ser que el camino hacia el amor
es el verdadero sentido de vivir,
y así recorrer los espacios del mundo.
Puede ser que el mundo, en todo caso,
serían tus abrazos, serías ese mundo giratorio,
serían las caricias de ese mundo.
Puede ser ese mundo donde las caricias sean eternas,
y tal vez la felicidad está en soñar lo imposible
y lo fantástico de un mundo raro y complicado,
que nos lleve a la gloria.
 




El mundo en todo caso serían tus abrazos,
serías ese mundo de sonrisas,
abiertas al espacio que nos da una esperanza
plena de sentimientos y delirios,
con instantes eternos,
con eternas sonrisas, sí cerramos los ojos,
las miradas se juntan, las miradas se besan,
las miradas se abrazan, las miradas se atraen,
y sería posible que se muestre el secreto.

©José Ángel Pineda    ©Creatividad poética

Decreto





I

Decreto que la poesía es la mujer
que ama la luna,
y que ella sube con derecho.
Es la mujer la vida en el mar
del naufragio divino
con ventanas abiertas, los vientos,
y las puertas,
con preludios sinfónicos
y finales titánicos.
La mujer es un soneto libre
en La menor,
el ritmo que salpica al trovador,
mi íntima guitarra.
que rompe el aire y todo.
la poesía, es la mujer multidimensional,
de ojos que ven lo insondable,
el vicio afable y placentero,
lo palpable.
la severidad intensa, la crecida
con suavidad perfecta,
cariñosa de pecho abierto a todos
los conciertos prodigiosos.
Esa tremenda voz, y esos consejos
a tiempo de palabras desnudas,
son el lugar exacto, el momento preciso,
donde mi ser, mi mente se agigantan.






II


La mujer y su encanto, es el oficio
de reparar mis piezas rotas,
es la que está conmigo, en mis derrotas,
es la que sueña cosas complicadas,
la espiga, la aguja, y la clavija,
y el crecer, y el sentir,
y el seguir de los ríos, vocalizar un sendero,
y encender las llamas, y el aliento,
y el olor, y el sabor,
el valor que estimula el sentimiento.
La mujer es La poesía en verbo,
es la expresión de los espacios
los paradigmas comunes, diferentes,
distintos, y entregados,
entrañables ideas de los cambios,
atrevidos intentos.
De las íntimas miradas compartidas.

III

La mujer es la poesía discreta
es la mujer, la mujer perfecta
que me abraza en la desgracia,
en la pena, en el desconsuelo.
En La penuria, el abismo, de uno mismo,
de ella, con ella, y con todos.
La poesía deseada, la inquieta,
la que sufre, que llora la sinrazón,
la que penetra el corazón con las uñas,
se lastima, se sufre, se ríe y se ama.
y que deja una huella profunda
en la garganta.
La poesía es una mujer con todos,
Un canto y un encanto
Un llanto y un espanto
Un dilema que comienza en dilema
Y termina en lo mismo,
consagrada poesía, lectura incomprendida,
son ellas.
que definen, deciden, hacen,
orientan, ellas, son la estructura
de mi edificio, desvelo artesanal,
mi brújula, los lentes de contacto,
que caminan, vuelan, aman, resuelven,
se entregan, y se cansan de amar se entregan
Y te sueltan...
te miman, te corren y te dejan
preso en un misterio.


©José Ángel Pineda ©Creatividad poética

Y eres






La hermosa canción
que se deshace en hilachas,
la suerte brisa de cántaros que cantan,
la quintaesencia de un derroche
sin broches precavidos,
las noches esperando el cuásar blanco
que explota en estrellas de vibrantes colores,
los agujeros obscuros que lo atrapan
todo, por la gravedad contenida, intensa
es la lluvia de meteoros, la esencia
lanza unas manos vacías
al anochecer, al amanecer, al atardecer,
referencias de giros de una atalaya,
el café que amanece y que levanta
los diversos virajes en un mismo instante,
y una sombrilla, y una cúpula, y un refugio;
en espera de una caverna de carnes
y de huesos, y almas, la transubstancia
de lo que se mueve y remueve
en los humos, y en cenizas en polvos
que emergen de las aguas.



©José Ángel Pineda ©Creatividadpoética






Lo que hemos sido, se ha ido

 




Lo que hemos sido, se ha ido

sabiendo que no sabemos, y hacemos,
en el camino encontramos, y amamos
lo que no encontraremos, prendemos,
y
entonces, por lo tanto, por cuanto
va quedando en olvido, muy herido
en esos ojos de verde paladar, y dar
esos ojos de prisa ardientes, las mentes
como los cielos de mar, al cantar
esa sonrisa leve, leva, subleva
como la brisa a prisa, las corrientes,
y lo más asombroso, no es lo que estás pensando,
en esas cosas necias del centro, acariciando
de lo adentro en tus adentros, portentos
del humano geocentrismo del abismo
sin saber o quizá sí, no es lo mismo;
de la furia a la calma hay un estrecho
q
ue lo puede surcar, sólo un barco desecho
en mi melancolía, y no lograr entrar
en tu encanto satisfecho,
que a veces es la risa y a veces es el llanto,
los gritos, las razones, los llantos, las pasiones,
que a veces; en la mía vida se incendia la luz, el sirio
que a veces es lo tuyo, y anda suelto conmigo,
intuyo que otras veces es de nadie y de todos
la rosa que se estrecha y se aleja, y deja
sin saber cuando y como , siempre es donde,
lo que me duele tanto, en nuestro encuentro
pisamos todas las flechas, las rosas y claveles,
la agonía sinfónica, el crepúsculo llanto,
el amanecer oscuro, las sombras de la luna
que se desviste tanto, ante todas las diosas
las que danzan, las que pintan, las que cogen
la noches con los pies, para gozar el mambo.

©José Angel Pineda ©Creatividad poética


Sueños

 



Sueños


Esta canción que arriesga,

a costa de saberte las entrañas,

y conocerte apenas las delicias,

¡No sé porqué me engañas!

mis manos en tu piel, apenas rasga

la sutileza, el deseo, las mañas

que juegan incesantes con hazañas,

en aquella montaña vigorosa,

y sólo remembranzas de las ganas,

que siempre son humanas.

Es la tragedia hermosa

¿y todo aquello hermoso

como aquel colibrí y la mariposa?

¡y que fascinante es lo más glorioso,

tan cruel y doloroso!